Después
de un largo descanso el Oso vuelve.
Entre las noticias recientes lo mas destacado es lo que está sucediendo en Grecia con la guerra sucia de la partidocracia contra el partido patriótico Amanecer Dorado. Procesos políticos, purgas en las fuerzas del orden, alianza de los falsos adversarios políticos para intentar ilegalizar y destruir el único partido que es realmente antisistema. Valdrá la pena seguir atentamente esta cuestión.
Este verano lo más notable ha sido la escalada de amenazas contra Siria y la
descarada intención por parte de Obama de atacar a ese país. El presidente americano, a quien, recordemos, le dieron el devaluado premio Nobel de la Paz por ser negro, estaba preocupado porque las
tropas de Assad empezaban a ganar la partida contra los rebeldes, los terroristas y los mercenarios apoyados
por Occidente. La intención era darle la vuelta al resultado de la guerra con una
alfombra de bombas, como hicieron en Libia para derrocar a Gadafi y vendiendo también
esta vez a la opinión pública la habitual basura sobre la intervención humanitaria.
Afortunadamente
la agresión anglosionista – pues detrás están siempre ellos, aunque naturalmente jamás en primer plano - no se ha
consumado por ahora. Evidentemente una fuerte oposición dentro y fuera de EEUU,
y sobre todo los rusos le han parado los pies al moreno Nobel de la Guerra. Es una
buena señal para el futuro que alguien le plante cara al Nuevo Orden Mundial, visto
el absoluto servilismo de Europa y su estado de supeditación militar a los
intereses americanos.
Por
no hablar de la colonización cultural y espiritual, y sin olvidar el
secuestro de la política por la partidocracia, al servicio no de sus ciudadanos
sino de una serie de centrales de poder internacionales, militares, financieras
y culturales cuyo centro de gravedad está en el mundo angloamericano.
Tema este que tiene por tanto muchos niveles y aspectos en este tema. Uno de estos, el
que aquí nos interesa, es la colonización
cultural. Que difunde sistemáticamente una visión
totalmente materialista en todos los ámbitos, una concepción del mundo y del hombre
como economía. Y una ideología precisa, la de la corrección política,
apoyándose en un entramado de grupos del presión y
organizaciones dedicadas a la ingeniería social, que en este blog a menudo he llamado las lobbies de la degradación, responsables del lavado de cerebro
masivo y continuo de la población.
No
siempre se reconoce la importancia que tiene la guerra cultural. A una primera mirada puede parecer que lo relevante, lo que cuenta en realidad, es sólo el poder y
el dinero, los que mueven el mundo. Y esto es cierto al nivel de la política
concreta y de la acción práctica. Sin
embargo la visión del mundo de las personas, sus criterios, sus formas de
valorar y de percibir la realidad,
dependen de lo que tengan dentro de la cabeza. Y lo que las personas tienen en
la cabeza depende del resultado de la guerra cultural.
Aquí está la importancia que tiene la cultura, porque se trata del caldo de cultivo de la
mente y las ideas. La acción del poder cultural es más lenta, menos visible, se
desarrolla a otra escala y a otro nivel respecto a la lucha política; que es ciertamente
indispensable - iluso es quien piensa cambiar el mundo sólo con la cultura -
pero el combate político actúa en un medio, sobre un material humano, al que la
lucha cultural le ha dado forma.
Herramienta
fundamental para esto es el idioma, la lengua propia, que lleva
incorporada, en cierto sentido, una visión del mundo. Nunca una lengua es completamente
traducible a otra, ni siquiera cuando son tan parecidas, por ejemplo, como el
italiano y el español. Siempre hay algún matiz que no se puede transmitir
completamente, alguna expresión cuya traducción es engorrosa, algo que se
expresa mejor en un idioma que en el otro. Si se trata de lenguas más lejanas se nota cómo se
piensa de manera algo distinta, y si ya vamos a lenguas no indoeuropeas como el
japonés, entonces es como si hubiera que cambiar el chip cada vez que se pasa de un idioma al otro.
Comento
todo esto es subrayar la importancia de la lengua nativa en la formación de la
persona, y su papel en cualquier sentimiento de identidad. Se trata por tanto de una
pieza clave en la partida de la hegemonía cultural.
Pasa
por la defensa y conocimiento correcto del propio idioma cualquier resistencia
contra el nefasto proyecto de destrucción de las identidades actualmente en
vía de implantación. Proyecto que existe realmente, llevado a cabo por fuerzas que trabajan para llegar a la homologación
universal y la reducción de los territorios a unidades administrativas, casillas
en el juego de monopoly del mercado
global.
Viceversa,
los poderes que persiguen estos objetivos desean que las lenguas nativas de los distintos pueblos se
debiliten; a favor de una lengua universal, la lengua del sistema que es el
inglés, preferiblemente el inglés cosmopolita práctico y comercial. La
intención es implantarla en la mayor medida posible como como lengua materna,
en perjuicio de las lenguas propias de cada pueblo. Esto, unido a la
degradación de la enseñanza que descuida o directamente denigra de las
tradiciones, la historia y la cultura propias, para enseñar una amorfa educación neutra, pretende crear ciudadanos
del mundo que tengan todas las identidades, y por tanto, ninguna en realidad.
Generalmente
los países y las clases sociales en que el inglés esta más difundido son los
más receptivos a la penetración de la ideología que desde su centro de gravedad en el mundo angloamericano aspira a
imponerse a nivel global. Tales naciones, y las clases superiores en general, a menudo son
las más avanzadas en el camino de degradación social e individual que es parte
inseparable del proyecto mundialista
Vemos
entonces, y volviendo al tema del artículo, que existe una relación entre la
difusión masiva del inglés, como idioma en pie de igualdad con la lengua
propia, y el proyecto de diluir las identidades y erradicar el apego a la
propia cultura.
En
este proyecto se encuadra también la degradación de la misma lengua materna y
su empobrecimiento, por ejemplo con el lenguaje para semideficientes de la
corrección política, y también la degeneración de la enseñanza, que cada vez
más apunta a formar ciudadanos sin raíces y a impedir que el ser humano crezca
con peligrosas ideas de pertenencia, identificación con una tradición y una
historia.
Este
es el significado y la razón verdadera de la obsesión por introducir el inglés
hasta en la sopa, a edades cada vez más tempranas y por todas partes. Algo que
seguramente quienes tengan hijos en edad escolar habrán obervado, esta manía por aumentar
cada vez más horas de clase de lengua inglesa, y tambien por impartir lecciones
de varias otras materias en inglés. Todo en un contexto en que se aprende cada
vez peor y se descuida el español.
No
se trata de demonizar el inglés ni el mundo anglosajón en sí mismos. Es una
lengua respetable como cualquier otra; pero es un hecho que es la lengua de la
tiranía mundialista en construcción. Baste por ejemplo pensar en el sistema de
espionaje Echelon, al cual participan
los países angloparlantes, sistema que utilizan también para obtener ventajas
comerciales y económicas, perjudicando a los que llaman países “aliados” que
son en realidad países súbditos.
Tampoco
es que americanos o ingleses sean los “malos” o especialmente negativos por sí
mismos; es que la mentalidad mundialista y el poder mundialista, que no son estrictamente
americanos ni ingleses, han crecido, se han afianzado y han dado sus frutos
envenenados en esos países. Existe probablemente una América no mundialista, como
una Inglaterra donde viven fuerzas sanas, pero ciertamente no es la basura que
exportan al resto del mundo, que en realidad es la ideología promovida por los
mercantes del dinero, el arma cultural para llegar al dominio del mundo; pues tal es su aspiración, cada vez menos velada.
No
se trata de rechazar la lengua inglesa. Seguramente es un instrumento útil y
necesario para comunicar, una lengua franca que en muchos ambientes de trabajo
es necesaria, que es conveniente dominar al menos a un nivel medio, especialmente
hoy, cuando el enemigo es global, una situación que exige por parte de quienes
nos oponemos a él unidad de esfuerzo y colaboración, y por tanto poder
comunicarse.
Pero
el inglés debe ser eso, un instrumento y una herramienta. No una lengua
nativa, y en particular no debemos permitir que se convierta en la lengua madre
de nuestros hijos. Primero la lengua propia, la propia historia y cultura; las
auténticas, nos la miserables caricaturas lisiadas que las reformas educativas,
la corrección política y sus descerebrados nos quieren imponer. Después viene
lo demás.
Es
seguramente bueno hablar varios idiomas, y plantearse el aprender además del propio, alguna otra lengua europea, que también puede ser el inglés,
porqué no. Como he apuntado hay que construir o recuperar una identidad europea,
en una situación en que el mismo futuro de Europa está amenazado.
Terminando
ya, para los padres que tengan hijos dotados para los idiomas o con el gusto
por el estudio, no estaría de más al menos una formación básica en lenguas clásicas
europeas, latín o griego. Algo que no puede ser más inútil desde el punto de vista de los actuales criterios. Pero ya hemos comentado la
intención de fondo y los objetivos ocultos detrás de esos criterios.
No se va a
utilizar una lengua clásica en la vida cotidiana ni por supuesto servirá para nada a la hora de buscar trabajo; pero sí nos ayudará a pensar,
a construir una barrera mental de resistencia interior y a ser menos
vulnerables a esa máquina estampadora que fabrica en serie los ciudadanos del
mundo. Precisamente por eso las lenguas clásicas ya no existen en la escuela
actual y por eso se ha insistido tanto en su eliminación de los programas escolásticos.
Saludos
del Oso.