domingo, 10 de abril de 2011

SALVADOR SOSTRES Y LA CENSURA FEMINISTA

Salvador Sostres es un periodista que interviene con una cierta regularidad en televisión y otros medios. Lo poco que conozco de él no me ha impresionado particularmente. Recuerdo que escribió hace años un antipático artículo catalanista diciendo que hablar español en Cataluña es cosa de pobres y horteras, y ya sólo por esto me cae gordo. Probablemente es sólo un provocador, pero por lo menos tiene el mérito de decir de vez en cuando cosas que cabrean a las feministas y en general a los progres.

En esta ocasión ha protagonizado un episodio que muestra claramente el nivel de censura feminista presente en nuestra sociedad, así como la cobardía y la vileza de los responsables de medios de comunicación, que presumen de pluralismo y tolerancia pero en la práctica son incapaces de salir del más mediocre y sofocante conformismo políticamente correcto.

En cierto sentido son efectivamente tolerantes y plurales, excepto con las opiniones intolerables que, mira por dónde, no toleran.

El tema tiene que ver con un artículo de Sostres acerca del chico rumano que asesinó a su novia embarazada hace unos días. Por este escrito Sostres fue acusado de justificar el crimen y su artículo retirado de la edición digital de El Mundo, donde había aparecido. Se pidieron disculpas por haberlo publicado y en los días sucesivos hemos asistido al linchamiento virtual por parte de las víboras feministas y los mediocres seguidores de la corrección política. Gente que o bien opina sin saber y de oídas, o bien lee sin comprender lo que lee, o bien comprende pero lo tergiversa en mala fe porque va contra la propaganda monolítica que pretende imponernos.

Aunque el artículo ha sido retirado del lugar donde fue publicado originalmente, buscando un poco uno lo puede encontrar. He aquí el texto completo y también la fuente, una (hedionda) página en la cual se pueden leer comentarios de lo más sectario y demencial:


UN CHICO NORMAL 

(Salvador Sostres, El Mundo, 7 de abril de 2011)

El chico rumano de 21 años que ha estrangulado a su novia embarazada, también rumana, de 19, “era un chico normal”, según han dicho de él sus vecinos y conocidos. “Discutían como cualquier pareja”, ha explicado la madre de la víctima. Después de cometer el crimen -o de presuntamente cometerlo, hasta que no se celebre el juicio- el chaval, horrorizado por lo que había hecho, telefoneó a su padre a Rumania y le mostró el cadáver de su novia muerta a través de una webcam.
Porque un chico normal de 21 años que está enamorado de su novia embarazada, es normal que pierda el corazón y la cabeza, el sentido y el mundo de vista, si un día llega a su casa y su chica le dice que le va a dejar y que, además, el bebé que espera no es suyo.
Ni puedo justificar ni justifico un asesinato, ni cualquier forma de maltrato tenga consecuencias más leves o más graves. No pienso que haya causas morales que puedan justificar matar a alguien, ni que puedan servir siquiera de atenuantes en el juicio. Digo que a este chico le están presentando como un monstruo y no es verdad. Es un chico normal que se rompió por donde todos podríamos rompernos.
Porque hay muchas formas de violencia, y es atroz la violencia que el chico recibió al saber que iban a dejarle y que el niño que creía esperar no era suyo. No te causa la muerte física, pero te mata por dentro y aquel día algo de ti muere para siempre. No justifico lo que hizo, ni creo que se pueda justificar, pero no es un monstruo: es un chico normal sometido a la presión de una violencia infinita, una violencia que no por ser física es menos violenta; un chico que luego tuvo una reacción terrible, inaceptable e inasumible, criminal, y que no sólo terminó con la vida de su novia y la de la criatura que esperaba, sino que terminó, en cierto modo, con la suya propia.
Espero que si algún día me sucede algo parecido disponga del temple suficiente para reaccíonar quemándome por dentro si que el incendio queme a nadie más. Pero me reconozco en el dolor del chico, en su hundimiento, en su caída al fondo de sí mismo oyendo las explicaciones de su novia. Me reconozco en su desesperación, muy normal y nada monstruosa: en su herida, en su desgarro. Quiero pensar que no tendría también su reacción, como también lo quieres pensar tú. Pero, ¿podríamos realmente asegurarlo? Cuando todo nuestro mundo se desmorona de repente, cuando se vuelve frágil y tan vertiginosa la línea entre el ser y el no ser, ¿puedes estar seguro de que conservarías tu serenidad, tu aplomo?, ¿puedes estar seguro de que serías en todo momento plenamente consciente de lo que hicieras?
Que la justicia dicte su sentencia y que sea tan severa como tenga que ser. Ante un asesinato no hay causas morales. Pero este chico no es un monstruo. Es un chico normal disparado al centro de su querer, arrancado a la vez de la novia y de su hijo, sometido a una violencia brutal que al no ser física nunca se considera, pero que ahoga y machaca lo mismo que cualquier otra violencia.
Hay muchas formas de violencia. La mayoría de los que escriben y leen sobre sucesos ignora cómo a veces el amor se convierte en escoria y en desgracia y se abraza desesperadamente a la tragedia”.

En mi opinión es un  artículo medianamente razonable aunque para mí carga excesivamente las tintas. De ninguna manera justifica un asesinato, al contrario lo condena explícitamente varias veces y expresa el deseo de que se castigue severamente al agresor. Es un escrito que intenta ponerse en la piel del chico que ha cometido este delito para comprender qué es lo que le ha llevado a ello, lo que es muy distinto de justificar su acción. Si bien comprender puede ser un primer paso para justificar total o parcialmente, de lo primero no sigue necesariamente lo segundo y el paso de una cosa a la otra no es de ninguna manera automático.

Pero este concepto resulta inaceptable e incomprensible para muchas personas. Especialmente intolerable para el feminismo cuya continua propaganda y lavado de cerebro divide el mundo en buenas (las mujeres) y malos (los hombres) sin posibilidad de apelación ni matización.

Según las palabras del director de El Mundo lo realmente inaceptable en el artículo y la razón esgrimida para su retirada es el haber usado la misma palabra “violencia” para el asesinato cometido por el chico y para la forma que tenía la asesinada de tratar a su novio. En otras palabras y recurriendo a la jerga de moda, por haber afirmado que la asesinada había cometido violencia psicológica contra su agresor.

No sé si merece o no el nombre de violencia el comportamiento de la chica para con su novio. Yo lo llamaría simplemente infame y una gran putada. Lo que sí sabemos todos es que cuando es el hombre quien trata mal a la mujer, por comportamientos mucho menos graves que éste se habla regularmente de violencia psicológica, llegando al absurdo de pretender que consideremos violencia las relaciones problemáticas o incluso las simples críticas, naturalmente considerando culpable siempre al hombre y víctima siempre a la mujer.

Sin embargo cuando es la mujer la que humilla a un hombre y le golpea deliberadamente donde más le duele con palabras o con actos, cuando se comporta de manera infame con él como en este caso, que a nadie se le ocurra hablar de violencia psicológica porque se le echarán todos encima.

Este es el quid de la cuestión. El doble rasero escandaloso, las ruedas de molino gigantescas con las cuales pretenden hacernos comulgar. No me interesa mínimamente discutir si este crimen es justificable o no, si merece o no atenuantes el asesino; me interesa el significado de este episodio, que revela la extensión de la censura feminista y el poder de su repugnante policía del pensamiento.

El simple ejercicio de imaginar este delito con las partes invertidas nos lo revela de manera transparente.

Si hubiese sido la mujer la asesina, en los medios se habrían publicado artículos con la intención  declarada de justificar su crimen, hablando naturalmente de maltrato físico o psicológico para exculparla o atenuar su responsabilidad y utilizando palabras casi idénticas a las de Sostres pero con los roles invertidos. No es una hipótesis sino una práctica común cuando la agresora es una fémina como cualquiera se puede dar cuenta con un poco de atención. De hecho me quedo corto: tales artículos serían probablemente bastante más explícitos que el de Sostres en justificar la violencia femenina y nadie se escandalizaría. Por descontado quien rechazase este punto de vista sería acusado de insensibilidad y machismo.

Esto es una de las muchas aplicaciones prácticas de la famosa perspectiva de género, expresión que significa en realidad que, aunque en nuestra democrática sociedad todos somos en teoría iguales, las mujeres son más iguales que los hombres.

7 comentarios:

A.J dijo...

La cuestión del doble rasero es obvia, pero el comentario de Sostres no lo comparto, no me cae nada bien este tipo.
Raro fué el hecho de que no ocultaran la nacionalidad.

Max Romano dijo...

A mí tampoco me cae bien Sostres, pero en mi escrito no se trata tanto de defenderle, sino más bien de llamar la atención sobre el doble rasero.

Ciertamente este chico es un violento, no considero lo que hizo justificable y tampoco que debiera tener atenuantes.

También es relevante la proveniencia, por supuesto. Estas formas extremas de violencia son probablemente comunes en los ambientes de donde proviene y la inmigración incontrolada nos está trayendo también esto.

Kuznacit dijo...

Acabo de enterarme del personaje de Sostres recientemente debido a la noticia de la presunta violación o intento de violación del presidente del FMI francés DSK. Sucede que investigando más di con un artículo también bastante polémico de Salvador Sostres en el que justificaba al presunto violador y calificaba de putas a las camareras y las empleadas de hoteles. Me enteré en principio por un artículo de un periodista cuyo nombre ahora no recuerdo. Pero básicamente lo que hacía era hacer citas del mismo y no transcribirlo en su integridad. Cuando leí posteriormente el artículo completo vi que se había reseñado la más importante del mismo.

El artículo original de Sostres era en apariencia más reflexivo (!) pero en todo caso tan infame como había leído desde un principio.

Se puede ver aquí: http://mirdig.blogspot.com/2011/05/algunas-camareras-por-alfonso-sostres.html

Aveces creo que debería llamarse más bien "Así pensamos los violadores".

Ahora he leído la critica de su artículo en tu blog y aunque respeto la opinión que tienes del mismo simplemente no comparto muchas de las cosas que dices.

Por ejemplo cuando dices que Sostres lo que hace es ponerse en lugar del pobre chico, yo pienso que lo que hace es simplemente ponerse en ridículo. Se rebaja.

Tampoco creo que la chica haya sido violenta por la forma en como se dirige al chico o ahí lo que se violenta es una forma muy apañada de creer como se lleva una relación. Se podría parecer a una gran putada .... ¿pero por qué caer en ese culebrón? Lo veo de muy mal gusto.

Recordando en este momento un aforismo de Nietzsche debo decir que "hay un abismo" entre un hombre y una mujer (eso también lo deberían entender las feministas) y que no se puede creer que le es posible al uno ponerse del todo en el lugar del otro.

Francamente no creo que sea Sostres el hombre que nos hará salir del conformismo de nuestra sociedad (jajajaja ). Su pensamiento es psicopatico, mediocre, amarillista.


como dicen ustedes los españoles "un gilipollas" o el gilipollas del año.

Max Romano dijo...

Kuznacti

Gracias por tu comentario. Acerca de sostres no tengo una muy buena opinión de él pero el tema de mi escrito era más bien el doble rasero que es evidente.

Acerca del otro artículo sobre DSK y la presunta violación, no me parece ni infame ni de ninguna manera el punto de vista de un violador. El artículo de Sostres expone una hipótesis totalmente verosímil, porque las leyes feministas que vigen en todo Occidente y más en USA colcoan al hombre en una posición de indefensión total hacia la mujer.
Incluso un hombre poderoso y rico puede caer en estas trampas.

No digo que haya sido así porque nadie más que los directos implicados saben qué es lo que ha pasado realmente. Por tanto me abstengo de opinar. Y sobre todo por decencia me abstengo de emitir un veredicto como ya ha hecho la jauría mundial de las feministas, que se han lanzado sobre él como perras rabiosas. Que además con su vomitiva manera de proceder están utilizando el tema para hacer su habitual propaganda antimasculina.

Puede que DSK le haya saltado encima a la camarera pensando que con su posición se podía permitir todo. En este caso es justo que pague (aunque hay que decir que la posible condena es totalmente desproporcionada). Sin embargo me parece bastante inverosímil.

Rechazar a priori como "infame" la hipótesis de Sostres significa pensar que una mujer no es capaz de hacer estas cosas, que es siempre una víctima y dice siempre la verdad. En resumen dejarse comer el coco por la propaganda feminista como tantas veces he escrito en mi blog.

Kuznacit dijo...

Sostres es un tipo que esta a pocos pasos de ser un Showman, no entiendo como te lo puedes tomar tan enserio. Toda esa forma de ridiculizarse a si mismo como hacia como hacia en caso del "pobre chico" que mato a su novia es pura comedia. Creo que payasea.

La otra forma en como lo veo es más como un caso que como un tipo. Sus problemas serían mas psiquiátricos que de expresión. Quiero decir que aquí el problema no es la libertad de expresión del "pobre" señor Sostres.

El artículo del caso de DSK denigra completamente a las camareras. Es un artículo sobre todo dirigido a un tipo de lector machista que lo que busca es establecer cierta complicidad con guiños como este: "Pero con dos gintónics, ¿quién no va a los toros?"... poco importa que estés casado, que tengas un alto cargo o suficiente dinero para pagar un bacanal que con putas de lujo (o algo asi como lo que hacia Berlusconi) simplemente bastan dos gintónics...

francamente hay que ser bien baboso para sentirse identificado con eso.

La verdad es que dudo demasiado de la dignidad de un cargo de personajes que han hundido a muchísimos países en la miseria. Un cargo como ese que tenía el jefe del FMI, y si, dado su historial, si creo que posible que haya tenido ese arrebato y haya perdido así la cabeza. Y si le paso eso debe estar preso y pagar por lo que hizo.

¿que nos aporta el artículo de Sostres? Nada. Todo lo contrario, es un articulo destructivo y que dado su lenguaje violento y abusivo hace imposible cualquier discusión.

Max Romano dijo...

Bueno, mi opinión de Sostres no es que sea muy alta. Más que profundidad o una línea coherente busca la provocación. Pero como he escrito el punto no es éste sino el ambiente cultural feminista en que vivimos.

Sobre el asunto de la camarera y DSK no puedo opinar porque no lo sé, pero considero posibles varias hipótesis. Bastante improbables todas pero algo ha sucedido.

Mi opinión acerca del FMI y la oligarquía bancaria no es mejor que la tuya. Dudo yo también de la dignidad de estos personajes, pero nuevamente no es éste el tema ahora.

Gabriel F.P. dijo...

Intento mantener el "tono respetuoso", pero, sin ser yo mujer, cuando hablas de las feministas como "jauría" y las calificas de "perras rabiosas", ¿estás siendo respetuoso? Porque imagínate que alguien te dice que tu forma de dirigirte a ellas es la de "un perro rabioso", ¿sería justo?

En otro orden de cosas, ¿debemos aceptar que si nos ponemos en el lugar de un cornudo/a entenderemos que le embargue un dolor que le lleve al asesinato? Pues si es así, la mayor parte de los hombres habríamos sido asesinados... Claro, pero entonces ni Sostres ni tú podríais hablar de las "perras feministas" que no entienden que se asesine a alguien dominado por ese dolor.